Estas son mis hermosas gordis, las que verdaderamente le dan un sentido a mi vida...Las amo con todo mi corazón!!! mamá
domingo, 31 de julio de 2011
jueves, 28 de julio de 2011
domingo, 3 de julio de 2011
RESPUESTAS REALES EN EXAMENES (me lo mandaron por mail y me gusto)
RESPUESTAS REALES EN EXAMENES
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La medicalización en la niñez (cuando el diagnóstico no es certero...).
Déficit de atención, trastorno de desarrollo, bipolaridad, son las etiquetas que aprisionan a los chicos. Docentes, padres, laboratorios y especialistas desaprensivos forman un combo explosivo.
Según un informe elaborado porla Unidad de Salud Mental y Comportamiento Saludable del Ministerio de Salud de la Nación , el 14 por ciento de los chicos de entre 6 y 11 años tiene problemas severos de atención, el 15,7 de agresividad y de antisociabilidad y el 13,9 de ansiedad y depresión.
Si bien en general estos números se mantienen constantes en los últimos años, aumentaron los diagnósticos que los indican como enfermedad a tratar.
Cuando vemos adultos adictos nos sorprendemos, pero cuando son chicos les enseñamos que para portarse bien o que les vaya bien en la escuela tienen que tomar una pastilla. No es un tema menor: la medicalización vulnera los derechos del niño. La capacidad de juego es un derecho y si los drogamos innecesariamente estamos violando ese derecho. Además, con medicamentos podemos tapar el síntoma pero nunca resolver el problema.
La idea de que hay una pastilla para cada malestar o dificultad –una para dormir, otra para despertarse, una más para adelgazar– se instaló en la sociedad de la mano de diarios y revistas que anunciaban en portada el ranking de los medicamentos más consumidos sin receta.
En un episodio de "Los Simpson", Bart inunda el gimnasio de la escuela, entre otras travesuras, y el director Skinner diagnostica que padece de ADD o Déficit de Atención, la más común entre las enfermedades en boga. No lo ve un psicólogo ni un médico, y eso también refleja una situación común en la sociedad: un profesional de la educación diagnostica en forma arbitraria. Skinner advierte a Marge y Homero que si no medican a su hijo con Focusyn (un invento del autor para representarla Ritalina , el nombre comercial del MFD), se verá obligado a expulsarlo. Con el fármaco, Bart mejora el comportamiento inmediatamente e incluso supera a Lisa en el rendimiento escolar. Pero es tal el nivel de paranoia y malestar físico que tiene por los efectos secundarios, que los doctores anuncian que le quitarán la droga. Bart corre despavorido hacia un frasco de cápsulas y toma varias seguidas antes de escapar. Así, Groening no sólo criticó la práctica sino que buscó concientizar a la audiencia sobre los riesgos de un diagnóstico errado y cómo se transforma a un chico travieso en un enfermo.
Esa realidad retratada por Los Simpson es la que se vive ahora enla Argentina.
En la vereda opuesta, Graciela Bartomeo, licenciada en psicopedagogía de la Fundación TDAH Argentina (la sigla en inglés para designar el Déficit de Atención con Hiperactividad), asegura que “la droga no tiene tantos efectos secundarios, y si aparecen, se suspende la medicación y listo. Estar medicado en la infancia sin necesidad no es tan grave, son mayores los riesgos si no se medica. Algunas de las consecuencias a futuro que puede tener un chico que requería la medicación y no la tuvo, son: abandono de estudios, dificultad para formar pareja, convertirse en padres adolescentes y problemas con las drogas y la Justicia”.
Sin embargo, por su peligrosidad, el MFD se vende sólo con un recetario oficial y triplicado, que los médicos deben solicitar en el Ministerio de Salud.
La medicalización se da sobre todo en primer grado, porque el chico no es como la escuela esperaba, y en la pubertad con la falta de tolerancia a los cambios por parte de los padres. Se atribuye la dificultad de aprendizaje a una supuesta determinación biológica que los convierte en inquietos y desatentos. En realidad el problema es de los adultos, porque nosotros los producimos así.
Los nativos digitales aman la velocidad, les encanta hacer varias cosas al mismo tiempo, casi todos son multitasking (multitarea) y, en muchos casos, multimedia. Viven hiperconectados –describe–. Pueden oír la radio al tiempo que estudian en un libro la lección de historia con la tele prendida, jugando a la play, mandando mensajes por el celular, chateando con medio mundo y comiendo pizza. Pueden hackear la computadora más sofisticada por la noche y, por la mañana, reprobar el examen más sencillo de matemática.” Lo que sucede en las aulas, explica, es que los chicos “desconfían de la información que queremos transmitirles.
Es decir, los chicos cambiaron y se relacionan de un modo diferente al que se acostumbraba hace décadas. Y la escuela es el ámbito que más se resiente porque mientras mantiene los cánones del siglo XIX –chicos quietos en las aulas y atentos a la “señorita maestra”–, los alumnos actuales reciben una estimulación permanente. Son modelo siglo XXI. Y la sociedad los está enfermando.
Fuente: Revista Veintitrés
Según un informe elaborado por
Si bien en general estos números se mantienen constantes en los últimos años, aumentaron los diagnósticos que los indican como enfermedad a tratar.
Cuando vemos adultos adictos nos sorprendemos, pero cuando son chicos les enseñamos que para portarse bien o que les vaya bien en la escuela tienen que tomar una pastilla. No es un tema menor: la medicalización vulnera los derechos del niño. La capacidad de juego es un derecho y si los drogamos innecesariamente estamos violando ese derecho. Además, con medicamentos podemos tapar el síntoma pero nunca resolver el problema.
La idea de que hay una pastilla para cada malestar o dificultad –una para dormir, otra para despertarse, una más para adelgazar– se instaló en la sociedad de la mano de diarios y revistas que anunciaban en portada el ranking de los medicamentos más consumidos sin receta.
En un episodio de "Los Simpson", Bart inunda el gimnasio de la escuela, entre otras travesuras, y el director Skinner diagnostica que padece de ADD o Déficit de Atención, la más común entre las enfermedades en boga. No lo ve un psicólogo ni un médico, y eso también refleja una situación común en la sociedad: un profesional de la educación diagnostica en forma arbitraria. Skinner advierte a Marge y Homero que si no medican a su hijo con Focusyn (un invento del autor para representar
Esa realidad retratada por Los Simpson es la que se vive ahora en
Sin embargo, por su peligrosidad, el MFD se vende sólo con un recetario oficial y triplicado, que los médicos deben solicitar en el Ministerio de Salud.
La medicalización se da sobre todo en primer grado, porque el chico no es como la escuela esperaba, y en la pubertad con la falta de tolerancia a los cambios por parte de los padres. Se atribuye la dificultad de aprendizaje a una supuesta determinación biológica que los convierte en inquietos y desatentos. En realidad el problema es de los adultos, porque nosotros los producimos así.
Los nativos digitales aman la velocidad, les encanta hacer varias cosas al mismo tiempo, casi todos son multitasking (multitarea) y, en muchos casos, multimedia. Viven hiperconectados –describe–. Pueden oír la radio al tiempo que estudian en un libro la lección de historia con la tele prendida, jugando a la play, mandando mensajes por el celular, chateando con medio mundo y comiendo pizza. Pueden hackear la computadora más sofisticada por la noche y, por la mañana, reprobar el examen más sencillo de matemática.” Lo que sucede en las aulas, explica, es que los chicos “desconfían de la información que queremos transmitirles.
Es decir, los chicos cambiaron y se relacionan de un modo diferente al que se acostumbraba hace décadas. Y la escuela es el ámbito que más se resiente porque mientras mantiene los cánones del siglo XIX –chicos quietos en las aulas y atentos a la “señorita maestra”–, los alumnos actuales reciben una estimulación permanente. Son modelo siglo XXI. Y la sociedad los está enfermando.
Fuente: Revista Veintitrés
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